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¿Huevos felices?
Sin duda alguna somos lo que comemos. Sin embargo, nos dejamos embaucar por lo que nos venden a la primera y no somos conscientes de lo que compramos. Es verdad que la economía no da para comprar productos caros pero ¿qué hay cuando el precio hace dudar de la calidad de los productos? Muchas veces compramos los productos más baratos sin pensar en lo que nos vamos a meter a la boca y el huevo no es una excepción.
En España vas al supermercado a hacer la compra y llegas a la estantería de los huevos. Y entre tanto paquete ves las etiquetas: «huevos de gallinas criadas en jaulas (3)», «huevos de gallinas en suelo (2)», «huevos de gallinas camperas(1)», «huevos de gallinas ecológicas (0)»… miras el precio y dices «para qué tanto rollo, si todos se ven iguales. ¡voy a comprar los más baratos!». Al parecer es la elección más razonable pero ¿sabes lo que te estás comiendo?
Los huevos de gallinas criadas en jaulas provienen de gallinas que literalmente son amontonadas y apiladas en jaulas con el único fin de conseguir el producto. Son gallinas que no son libres, no viven en un ambiente natural. Son gallinas explotadas de forma intensiva, sufren estrés, dolores de huesos por confinamiento y pisotones de sus compañeras, su pico es amputado para reprimir ataques al vecino. Para evitar posibles infecciones por su antinatural superpoblación se les añade al agua de bebida sustancias químicas. Las gallinas criadas en el suelo sufren el mismo maltrato pero por lo menos viven en un corral, amontonadas, pero al menos pisando el suelo. Las gallinas camperas son gallinas que viven al aire libre pero siguen siendo alimentadas con alimento tradicional y son tratadas con medicamentos tradicionales también.
Los huevos ecológicos se dan por gallinas criadas al aire libre, gallinas a las que no se las ha suministrado antibióticos, hormonas o harinas de pescado y carne en la alimentación. Los cereales se dan en cultivos de producción ecológica. Si comparas un huevo ecológico con uno de gallina criada en jaula notarás, además de su indiscutible sabor, que la clara es más firme, comparada con los otros que la tienen más líquida, lo que deja a pensar en la calidad de las proteínas. Cuando lo pones en el sartén la yema queda en el centro y su color es realmente amarillo. No tiene nada que ver con el color naranja artificial de los huevos de gallinas criadas en jaula. La alimentación a base de cereales de producción ecológica y la forma de vida de la gallina son los que le dan calidad al huevo, dan el color de la yema y la firmeza de la clara.
Si crees que el precio de los huevos ecológicos es muy elevado te recomiendo que por lo menos intentes comprar los huevos gallinas camperas, que viven libres en el campo, se mueven, les da el sol y viven de una forma más natural ¿Quién se quiere comer el producto de una gallina deprimida, enjaulada, intoxicada por hormonas y antibióticos, estresada y gris? Yo no ¿y tú?