Estrés y Relajación

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Estrés, ¿el enemigo?

La vida moderna nos hace vivir un ritmo muy acelerado.  Cumplimos horarios, hacemos horas extra en la oficina, nos exigimos demasiado en el gimnasio, cuidamos a los hijos, atendemos a los amigos… Sea la causa que sea, nos exigimos demasiado en muchos ámbitos de nuestra vida y no nos relajamos.

Vivimos de forma permanente en un estado de desequilibrio hasta llegar al punto que lo vivimos como una situación normal.  Las preocupaciones y el estrés se han instalado en nuestro día a día de forma inconsciente sin darnos cuenta que esto afecta gravemente nuestra salud y hemos llegado al punto que nos resulta difícil volver a la tranquilidad e, incluso, reconocerla.

Pero el estrés en su forma más pura no es algo malo; es una respuesta del sistema nervioso ante una situación que se percibe como amenaza -conocido como mecanismo de lucha o huída- ya que sirve para defendernos, tal y como lo hacíamos antiguamente en la prehistoria.

Un poco de estrés es sano para ayudarnos a activarnos y a salir adelante ante situaciones difíciles. Pero, ¿qué pasa cuando vivimos en un estado permanente de estrés? Según la psicología, las personas que no pueden volver a un estado de calma durante un periodo de tiempo prolongado presentan un cuadro crónico de estrés y dentro de los síntomas que estas personas pueden padecer son: la falta de sueño, dificultades para realizar eficazmente su trabajo debido a la pérdida de la concentración, dolores musculares, dolores de cabeza, mareos, sensación de pérdida de control y baja autoestima.

La disminución de la tensión física y mental mejoran la salud y calidad de vida. 

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Cuando nos relajamos ocurren muchos efectos beneficiosos en nuestro organismo, entre ellos: disminución de presión sanguínea, menor vulnerabilidad a las enfermedades, disminución de dolores de cabeza, reducción del insomnio, aumento de la concentración, mayor vitalidad y energía, alegría.. etc. Todo esto ayuda a prevenir problemas de salud, lo cual se traduce un una mejor calidad de vida. Un cuerpo relajado ayuda relajar la mente y una mente relajada ayuda a relajar el cuerpo.

Conocer nuestra propia respiración es una herramienta fundamental para entrar en un estado profundo de relajación y autoconocimiento.

Un buen aporte de oxígeno a nuestros órganos ayuda disminuir la tensión física y mental.  Existen diferentes tipos de respiración y técnicas que nos ayudan a cumplir este objetivo. Entre ellas, la respiración abdominal y la respiración completa son excelentes herramientas para llegar a ese estado de relajación. Además, por medio de la respiración conectamos con diferentes estados físicos, emociones que nos dan información para saber como actuar en cada momento. Por esta razón podría decirse que la  relajación es una especie de autoconocimiento.

Además de la respiración existen infinidad de técnicas que nos ayudan a relajarnos. En la actualidad, se utilizan cada vez más este tipo de técnicas no sólo en clases de Yoga sino también en el ámbito profesional como en el sector sanitario, empresarial y académico. Estos métodos son empleados como medida preventiva a enfermedades, como herramienta terapéutica, o simplemente como disfrute, una forma de alivio a las tensiones diarias. Te comentaré algunas  de estas técnicas en el próximo post.

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